miércoles, 24 de junio de 2009

La semana pasada comenzó con nuestra primera visita a terreno dentro del proyecto de salud mental. La ciudad Tulkarem, la actividad, un grupo de terapia con mujeres que padecen enfermedades crónicas.

La asimilación de la ocupación y sus tentáculos es absoluta en menos de un mes. En el camino, los asentamientos y los check-points nos parecen decorados propios de estos territorios. Hoy los israelís nos ofrecen una nueva entrega de su repertorio. En un pueblo cercano a nuestro destino, dos patrullas rodean una casa, los soldados toman posición de asalto, no vemos más. Nuestro vehículo se pierde a lo lejos. Ismael nos comenta que esta acción es un arresto administrativo y que a la persona que van a detener pueden tenerla años en cárcel sin ninguna acusación. Estamos en zona “A”, “aceptada” en los acuerdos de Oslo como zona palestina, aún así las incursiones sionistas son constantes.

Creo que aún no os presenté a Ismael. Él es el coordinador del proyecto de salud mental al que estamos dando seguimiento. Es un palestino grande, bonachón y voluntarioso, tiene la capacidad de hacerse entender en inglés con no más de 40 palabras en su repertorio. Es como un niño de 90 kilos y aunque a veces nos desquicia su lentitud y su desorden, le acabas cogiendo cariño.

Nació en Gaza, aunque lleva doce años sin pisar su casa, no por que no quiera, sino por que no puede, si entra no podría volver a salir. La cárcel de Gaza esta a 2h de Ramallah. Imagina que vives en Madrid y no te dejan visitar a tu familia en Salamanca. Su ID es de Gaza, lo cual es su serio problema para moverse por Cisjordania. El día menos pensado nos hacen un control exhaustivo en un check-point y no volvemos a verle más.

Normalizar lo anormal, tolerar lo intolerable, asumir la irracionalidad, es un peligro que corremos nosotros y los palestinos. La memoria de este pueblo es robusta, pero también lo es la persistencia y la sistematización de los israelís para generar castigo y sufrimiento.

¿como no abrazar la sinrazón?, ¿como no arrogarse al fuego de la religión?, inventas un Dios , le das forma, pones en él toda tu confianza, esa que ya no tienes en la raza humana. Te promete para la próxima vida todo aquello que en ésta te han negado. Es fácil ser ateo en Madrid o demócrata en Bruselas, armarte con un cinturón de flores y limpiarte el culo con un papel que no dañe la capa de ozono. Aquí lo único fácil es volarte la cabeza con bolas de falafel.

Sesenta años de función. Audiencias millonarias, milimétricamente informadas. Kufiyas por la Castellana. Cuerpos flotando delante del televisor. Desayunos con urgencia y cenas con tranquilizantes. Ríos de tinta derramada, exclamaciones que van a morir al mar. Estercoleros llenos de imágenes desenfocadas...y palabras, siempre las sucias palabras. Cambio palabras por piedras, bien grande en mayúsculas, entre dos anuncios de universitarias que ofrecen su cuerpo como escudo humano a los desamparados.

Este blog se autodestruirá en 10....9....8....7....6....5.....4.....3....2.....1

lunes, 15 de junio de 2009

El gran Saleh nos lleva de excursión a Jericó y al Mar Muerto. El trayecto es como un gran pasaje del terror por la negra historia de estos territorios. Check-points, el muro, los asentamientos, ruinas de aldeas de la guerra del 48 y del 67 y algunas chabolas de beduinos amarradas en un siglo que ya no les pertenece.

Nuestro narrador, un comunista de la vieja escuela, posee el don de convertir la tragedia en ironía, el dolor en sarcasmo. No ha nacido ejercito que tumbe su sonrisa ni humillación que agache su barbilla.

Contar asentamientos por el camino es como contar puti-clubs en la carretera de Valencia, hay uno cada dos kilómetros. A sus habitantes se les denomina colonos, pero son chulos y putas del sionismo. Judíos y judías emigrados de todas las partes del mundo que aprovechan las buenas condiciones que les ofrece el Estado de Israel para asentarse ilegalmente en territorio palestino (perdón a las prostitutas por tan deshonrosa comparación).

Su iconografía es tan detestable como dañina. Se suelen construir en áreas altas rodeadas de zonas verdes. Son una especie de urbanizaciones de distinta extensión, llegando algunos a constituir auténticos pueblos. El contraste con las aldeas palestinas que suelen tener cerca aumenta su repulsiva visualización.

Saleh nos cuenta que estos asentamientos son en su mayoría segundas residencias israelís que permanecen la mayor parte del tiempo vacías. Su misión, colonizar tierra palestina y atomizar las condiciones de vida de la población local para forzar su abandono. En el norte de Cisjordania, su objetivo es aún más punzante, apoderarse de los recursos hidrológicos y esclavizar la economía palestina. En los próximos días viajaremos por aquella zona, de momento, nos encontrábamos avanzando camino hacia el valle del Jordán.

A la mitad del trayecto, la carretera comienza a descender poco a poco, nos situamos a 300 metros por debajo del nivel del mar. El punto más bajo del mundo, el lugar más cercano al centro de la Tierra. Llegamos a Jericó

Catorce años en los salesianos no me sirven hoy para recordar, pero creo que Jesucristo tuvo alguna anécdota por aquí, espero que al menos el hombre llevase gorra, pues el calor en el valle puede producir alucinaciones que nada tienen que ver con la fe.

Llega a ser tan tremendo que asusta. Para que no creamos que estamos viviendo el comienzo del Apocalipsis, nos comentan que es así todos los días del año y que en invierno, cuando en Ramallah nieva, a poco más de 30min en coche tienes este paraje cociéndose a la misma temperatura que hoy.

La asfixia y la ilusión por flotar en el Mar Muerto nos hacen pasar de largo por Jericó. Volveremos con más tiempo. Hoy buscamos relax y descanso, algo complicado en este entorno. Las playas son en su mayoría territorio “C”, es decir, totalmente ocupado. La entrada que pagamos y la cerveza que bebemos no genera beneficios a la economía de la tierra que pisamos, sino al Estado que violentamente la ocupa.

Es tan difícil la desconexión...a pesar de todo, el baño es maravilloso. La sensación debe ser parecida a estar gravitando en el espacio, pues tu cuerpo se siente amablemente empujado hacia la superficie. Colocas tus manos tras la nuca y observas, sin ningún esfuerzo, al otro lado de la orilla, las montañas de Jordania....Pasamos el día, nos untamos el cuerpo, de lodo por fuera y de hummus por dentro y dejamos flotar el tiempo.

Una jornada inolvidable. Volvemos a casa. Dos check-points más, uno fijo y otro sorpresa. La amabilidad de los imberbes uniformados tratan de jodernos el día, pero, por suerte, no todo está bajo su control. A la entrada a Ramallah, el típico atasco que, en España sería causado por los domingueros, aquí lo produce el embudo de Qalandia (entrada y salida hacia Jerusalem).

Los judíos llevan siglos esperando la llegada del Mesías, espero que algún día entiendan que por el camino que llevan, Éste siempre va a encontrar algo mejor que hacer que bajar a verlos.

Vía Dolorosa. Siglo XXI - Siglo I


jueves, 11 de junio de 2009

Si en Ramallah no sientes la losa de la ocupación, ésta te colapsa los sentidos cuando te mueves en cualquier dirección.Primera experiencia. Salida a Jerusalem, visita al consulado y a la Oficina Técnica de Cooperación (OTC). Citados a las 11:00 con los técnicos de la AECID. Distancia entre Ramallah y Jerusalem, escasos 20km. Salimos de casa a las 9:00.

Hay que coger un transporte hasta el checkpoint de Qalandia, bajarse, cruzarlo andando y agarrar de nuevo un mini-bus hasta Jerusalem. El proceso puede llevarte de 30min a 3h, dependiendo de las colas y del humor de los jóvenes soldados israelís.

Desayunamos con tranquilidad, desde el gran ventanal de nuestro salón se puede ver el Gran Jersulem. Aprendemos que el tiempo y la distancia son valores relativos.

Creo que áun no comenté que vivimos solos en un gran apartamento. Un salón que parecen cuatro, tres habitaciones amplias, tres baños, dos terrazas. Los primeros días compartimos el piso de en frente con otros internacionales. La ONU en versión circense, una americana medio monja, medio rara; un fotógrafo macedonio con la misma cara que Jack Torrance antes de coger el hacha; y una inglesa superdotada cuyos despertares eran como ver girar a los sementales la calle Estafeta. Completaban el cartel dos gatos encargados de que el orden y la limpieza corrieran a cargo del azar.

El símil taurino aún da más de si, pues, cuando el taxi nos deja en Qalandia, accedemos a una sala con estrechos pasillos verjados, identica a la que nos muestran las microcámaras de Canal+ donde los toros esperan antes de salir a la arena.

Hoy por suerte no hay mucha gente, pero es fácil imaginar la sensación de angustia que debe producir tales estrecheces sumado al fuerte calor cuando el paso está masificado. A continuación se forman seis o siete filas que acaban en grandes tornos metálicos giratorios. Encima una luz roja y otra verde que van cambiando aleatoriamente permitiendo el acceso o bloqueándolo. Cuando estas a punto de pasar, el campo de visión no te permite ver las luces, por lo que, si cambian a rojo te das de bruces con el torno o, lo que es peor, te quedas encajado.

Una vez accedes, dejas tus pertenencias en la cinta de metales y pasas el arco, a la derecha, una sala con cuatro soldados y un cristal donde debes colocar tu identificación. Te dan el o.k., recoges tus cosas y sales. Este es el proceso habitual, alteraciones todas las imaginables, como la que sucedió.

Al rescatar mi riñonera de la cinta, el enganche de plástico se queda encajado de tal manera que es imposible soltarlo. Como un torpe Charlot venido a menos por los nervios, intento explicar con gestos la situación. Me piden de nuevo el pasaporte y se quedan pasivamente mirando. Su madre debió cagarlos con desgana y así siguen. Hasta que yo no pase, la luz se mantendrá roja, pero no serán ellos los que ayuden a agilizar el proceso. Mientras Borja y un joven palestino me ayudan, un soldado, armado como para conquistar el sur del Libano por si mismo, se acerca desde el fondo del pasillo. Decenas de segundos congelados como una bolsa de guisantes. Antes de que la tensión aumente, el joven palestino (héroe anónimo de esta tonta anécdota), logra soltar la riñonera.

Salimos de Qalandia con las dos orejas gachas y el rabo entre las piernas.
Jerusalem es una ciudad maravillosa....

domingo, 7 de junio de 2009

Si por un accidente espacio-temporal despertaras un mañana cualquiera en Ramallah, te costaría un tiempo adivinar que te encuentras en la pseudo-capital palestina. La vida aquí no se diferencia mucho de la de cualquier ciudad arabe. Calles bulliciosas, rezos al aire desde las mezquitas, tiendas, mercados, comercios, velos, rollizas peonzas de carne girando sobre si mismas. Nada, en apariencia, que descubra su pecular historia.

El nivel de vida de la población parece más que decente, como toda ciudad, sabe esconder sus miserias a los ojos del visitante. La pobreza es esteticamente fea y hay que recluirla en espacios invisibles.

Si alguien duda de la dignidad humana, debería darse una vuelta por aquí. Si alguien aún cree que las clases dirigentes están a la altura de esta dignidad, podría recorrerse el mundo y constatar que no es así. Pararse en cada rincón y sucumbir ante la realidad, llegar a Palestina y sentir que esta distorsión aquí aún duele más.

El pasado sábado seis personas murieron en un enfrentamiento entre milicianos de Hamas y miembros policiales de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en Qalqiliya. Antecedentes...

Qalqiliya es una ciudad al norte de Cisjordania, vive completamente estrangulada por el muro, con un único punto de entrada y salida controlado por el ejercito israeli, el cual limita los horarios de paso según le viene en gana.

Hamas es una organización islámica con un brazo político y una estructura guerrillera armada. Cuenta con el apoyo del pueblo, ganado en las pasadas elecciones. Israel, EEUU y Europa la consideran una organización terrorista, por lo que está fuera de las negociaciones.

La ANP, el pseudo-gobierno palestino, está controlado por Al fatah, histórico partido de la resistencia palestina, actualmente en horas bajas por numerosos escándalos de corrupción y por mantener ciertas posturas blandas con respecto a la ocupación israeli. Según nos comenta Ala, hace tan solo unas horas, las torturas y el asalto a los derechos humanos, son practicas habituales dentro de la ANP.

El paulatino desvanecimiento de Al fatah y las extremas condiciones de vida que impone la ocupación, han llevado a muchos palestinos a abrazar las posturas radicales de Hamas.

La chispa del conflicto palestino sufrió el sábado un pequeño aceleron. Saleh nos comenta que Israel está apoyando con armas a su originario enmigo, Hamas, buscando de esta manera potenciar una futurible guerra civil.

Si a la expulsión de la Palestina histórica y la limpieza étnica llevada a cabo por Israel en 1948 la llamaron el Destratre (Nakba), habría que rebuscar en el diccionario una palabra más espantosa aún para definir este futurible escenario.

Ahmed, nos dice que entre Al fatah y Hamas están matando el sueño palestino. Ambas posturas se encuentran ahora en una ronda de conversaciones en Egipto, despellejandose por el poder, mientras las carcajadas del sionismo hacen sangrar los oidos.